Se trata de la ruta más larga y de dificultad, eso sí, con un recorrido fantástico y unas impresionantes vistas. Recomendamos realizar varias paradas.

Saldremos del puerto de la Savina y seguiremos por la carretera pasando por San Francesc, San Ferran y Es Calo. Seguidamente, empezaremos el Camí de Sa Pujada y conforme ascendemos nos sorprenderán las mejores panorámicas de la isla, del Racó de Sa Pujada y el Pou de Verro.

Una vez alcanzado el altiplano de la Mola, pasaremos por los viñedos de la Bodega Terramoll. Los origines de esta tradición vinícola se remontan al siglo XIII, cuando Guillem de Montgrí donó un viñedo a los frailes que fundaron el Monasterio de Santa Maria en la parte más alta de la Mola. 

Llegando a la población de el Pilar, a mano izquierda el restaurante Can Ribs, un lugar para disfrutar de una buena comida. En el pueblo del Pilar, durante la temporada estival, todos los miércoles y domingos se monta un mercadillo artesanal.

Siguiendo la ruta, iremos por un camino justo pasando por Sa Figuera y nos desviaremos a la izquierda. Este recorrido es además un viaje en el tiempo cien años atrás, por su paisaje rural, la presencia de ganado y la ubicación de una casa catalogada como patrimonio arquitectónico, por sus rasgos típicos perfectamente conservados.

El recorrido discurre entre campos hasta llegar al faro de La Mola, situado en el extremo este de la isla. Está considerado por muchos visitantes un lugar mágico. Junto a él se encuentra un monolito en honor al escritor Julio Verne por la mención que hace del faro en su novela "Hector Sevadoc, viajes y aventuras a través del mundo solar". 

Un formidable panorama desde los acantilados de La Mola pondrá final a este inolvidable recorrido.